Fútbol en la escuela: “No puedo creer que la escena musical se reduzca a un puñado de gente que son amigos de los sellos”

Entrevista por César Zevallos, Víctor Pérez y Eddison Trejo

Es uno de los días más fríos del año. Sayo, entumecido, se frota las manos en una banca de mármol, en el estacionamiento casi vacío de un centro comercial. Una tristeza de neblina acapara el cielo y los cerros. 

Esta atmósfera invernal y comprimida es similar a la portada de ese álbum que Solobones, músico y amigo de este espacio, nos dijo que era fundamental en el devenir del rock peruano contemporáneo: Cancionero para víctimas de siniestros

Y lo confirmamos escuchando, una y otra vez, el disco. Una y otra vez, y otra y otra vez “El autista furioso”, una canción extraña que, en su forma poética, le canta a la inevitable desazón del ser (anti)social. El cancionero en su totalidad flirtea con la performática del arte dramático, la voz de Sayo se arrastra en la oscuridad del silencio.

En un momento de la entrevista, Sayo habla de su gusto por encontrar “regocijo en la tristeza”. Alguna razón oculta nos empuja a saborear ese leitmotiv, a Sayo —líder, guitarrista y vocalista de Fútbol en la Escuela— lo conduce a crear esas canciones agridulces y ásperas, muy bien estructuradas, que son la estampa de acero de su banda.  

Ahora, vuelven a la carga con su sencillo “Cuando dices que me quieres”, programado para el 16 de septiembre. Tenemos el gusto de oírlo y nos sorprende el nuevo rumbo estilístico de la banda. No andan con rodeos y son coherentes con su ánimo de experimentación que manifestaron desde el primer día que emergieron en la escena peruana. 

Charlamos y responde cada una de las dudas, que son varias. Sobre sus gustos musicales, sus arreglos, la calidad profesional de un artista, la escena musical, la historia de una de las bandas peruanas más interesantes y originales del presente siglo.

Primera parte: César formula las preguntas

—“Cuando dices que me quieres”, su nuevo single, es más electrónico que rockero, hay una densidad mayor en las capas sonoras, parece trip hop, ¿qué descubrimientos encuentran en su nuevo sonido?

Quizá sea un movimiento natural jugar con lo electrónico ya que lo venimos haciendo desde nuestro primer disco en canciones como “Descartables” u “Hospital”, y en el segundo disco en “Algo puede perderse”. Siempre nos ha interesado ese sonido de sintetizador ochentero y bandas como Portishead, quizá por ahí viene esta nueva temática musical.

—¿El nuevo single permite intuir la personalidad de su nuevo álbum?

Nuestro tercer disco es mucho más electrónico y experimental, con bastante sintetizador y caja de ritmos, aunque habrá un par de temas en formato habitual.

—¿Cuándo lo van a publicar? ¿Qué le dirías a los seguidores de la banda que reclaman una vuelta a su sonido más guitarrero?

“Cuando dices que me quieres” se publica el 16 de septiembre, la mezcla la hizo Edy Plenge de Dragón Verde y el master fue hecho en Santiago de Chile por Francisco Holzman y el disco entero lo lanzaremos a mediados del próximo año, pero iremos presentando adelantos para facilitar su escucha.

Les diría que guitarra siempre hay, lo que quizá no haya es ese ritmo veloz, empilador, característico de las bandas chikipunk o grunge para escuchar y empilarte antes de salir de tu casa a beber al antro, creo que la música que hacemos ahora es más para ser escuchada desde otra perspectiva, quizá para cuando alguien tenga que subirse a un bus por varias horas o uno de esos trips.

—¿Cómo nace Fútbol en la Escuela?

Con Édgar (tecladista) y su hermana, Blanca (bajista), nos conocimos en el colegio. Siempre tuvimos la ilusión de tener un proyecto musical. Practicamos desde muy jóvenes, pero no concretamos nada. Habíamos hecho algunas canciones, pero nunca las grabamos, se quedaron en demos. Nos volvimos a encontrar después de cinco años. Decidimos continuar, pero de una manera más profesional, que los encuentros no sean superficiales, sino que signifiquen algo. Grabando podíamos conseguir eso, queríamos invertir más. 

—¿Y los demás miembros?

Ricardo (baterista) se unió a la banda porque le gustaba, y sobre todo porque era amigo de Édgar, estudiaban juntos.

—¿Las ideas en la producción musical nacen de parte tuya? ¿Marcas el camino para los demás?

Sí. Cuando presentaba una canción en batería y guitarra, sin voz, marcaba el estilo y el esqueleto del tema. (…) Mi rol en el grupo es presentar la estructura de la canción, la melodía de la voz, la letra, y después lo enriquecemos armónicamente con Édgar, hacemos los arreglos. La batería va por cuenta de Ricardo, le pone los redobles, lo suyo…

—Los arreglos no suelen ser muy usuales en la escena local de rock contemporáneo. ¿Cómo los imaginan, cómo saben cuándo van a funcionar?  

Tenemos roles bien definidos en el grupo. Yo compongo las guitarras y las letras, Édgar es un capo con los arreglos de cuerda, también hace los de trompeta. Nos juntamos, presentamos ideas, vemos lo que mejor queda. Édgar estudia dirección musical, y todos en la banda estudiamos y disfrutamos la música de distintas maneras. Él tiene un gusto por el arreglo sinfónico, a mí me gusta más el ruido de las guitarras, los delays, los reverbs, Ricardo es muy versátil y muy expresivo con los ritmos de la batería, además de conocer el rock de manera vasta… Édgar es un músico muy versátil. Empieza tocando el teclado, lo transcribe en una partitura para que músicos que contratamos interpreten su parte. Para este último disco, Bomba Mágica Meravigliotta, contratamos al Cuarteto Atodivarius y a dos integrantes de Blue Quartet.

—Hay una diferencia marcada entre Cancionero para víctimas de siniestros y Bomba Mágica Meravigliotta, ¿cuáles son sus nuevos rumbos creativos? 

Estamos componiendo el tercer disco en casa, ya no estamos alquilando estudios. Estamos profesionalizándonos desde casa, implementando equipos de grabación, computadoras. La pandemia fue una gran oportunidad para aprender esto, como nos tuvo encerrados… Siempre estuve interesado en la composición y producción desde mi guitarra con un loop station, nunca tuve tiempo de aprender a usar un DAW (software para creación musical).

—¿Te viste obligado?

Quería hacerlo, pero también me vi obligado. Si no pasaba la pandemia, tal vez lo seguiría alargando. Quería aprender a grabarme, de pronto con la idea de ahorrar dinero, pero terminé gastando más porque tuve que comprarme computadora, interfaz de audio, instrumentos, acondicionar acústicamente el lugar…

—¿Los recursos económicos los consiguen de manera autogestionada?

Sí. Todo lo recaudamos de nuestros trabajos. Pero, para esta nueva producción en la que estamos trabajando, queríamos tener las cosas al alcance de la mano, así es mucho más cómodo porque podemos grabar en cualquier momento. Tener que ir a un lugar a grabar es replicar lo que haces en tu casa, y muchas veces no sale igual, hay muchos factores… Al menos a mí me cuesta replicarlo. Con el nuevo sistema que tenemos, grabo lo que se me ocurre, me puedo demorar todo lo que quiera. 

—¿Cuánto tiempo le dedicas a Fútbol en la escuela?

Trabajo como profesor de inglés. Normalmente tengo tiempo en las tardes. Si tengo tiempo libre, estoy haciendo una canción o buscando videos sobre producción musical. 

¿Qué influencias han calado en ti, en el sonido de Fútbol en la escuela?

Nuestras máximas influencias son Yo La Tengo, Stereolab, Sr. Chinarro, Iván Ferreyro, Héctor Lavoe, James Brown, The Jesus and Mary Chain y Nacho Vegas.

—¿Qué encuentras de atractivo en lo experimental?

Tengo un grupo de amigos en el barrio, siempre nos juntamos a ‘jammear’. Tocamos de manera aleatoria, improvisamos de manera disonante, experimentamos de esa manera con el sonido. Por ratos coincidimos y suena muy bien. Por ese lado es que me interesa la música experimental, por ese ejercicio de tocar lo que venga en mente, es como un diálogo espontáneo, hay mucho ruido, sonido distorsionado, capas.

—¿Se siguen juntando?

Sí. Son amigos que no han tocado en Fútbol en la escuela, tienen sus proyectos personales y me invitan a tocar con ellos. Siempre estamos compartiendo. El lado experimental es ese ejercicio que hago con ellos.

—Las letras de Cancionero… suelen tocar la tristeza, la pérdida y, sobre todo, el dolor, ¿hay alguna obra que te ha marcado para escribir tus letras?

Es mi manera de escribir. Me regocijo en la tristeza, eso no quiere decir que tenga una vida triste, tampoco soy súper feliz, pero me siento estable. Me interesa el lado triste del arte. Cuando toco algo alegre me parece tonto, aburrido, ñoño, feo. En cambio, cuando toco algo triste me conmueve, me resulta revelador. Me gusta mucho lo dramático, lo onírico, lo tétrico, las armonías brillantes; me gusta combinar todo eso en mi música. 

—¿Qué influencia tiene Los Olivos, el barrio donde has crecido, en tu trabajo musical?

Cuando era adolescente, en Los Olivos había muchos conciertos de punk. Siempre tocaba Leusemia, Rafo Ráez, 3 al hilo, 6 voltios. Creo que en Los Olivos esa movida reventó, siempre había conciertos los fines de semana. Fue cultural, los chicos del barrio siempre íbamos a esos conciertos, si no teníamos para la entrada nos parábamos afuera a escuchar la música con un traguito y, si teníamos dinero, entrábamos al pogo y así… Era la emoción del momento, de la juventud. Siempre hemos tenido esa vocación por la música. En Fútbol en la escuela, todos se dedican a la música de manera profesional, excepto yo que soy profesor de inglés. Ricardo es musicólogo. Édgar estudia dirección musical. Yo estudié guitarra clásica en el Conservatorio Nacional de Música (hoy, Universidad Nacional de Música), pero lo dejé, no terminé. Blanca estudia Musicología desde Chile.

—La trompeta en su estructura de rock me parece inédito a comparación de otros proyectos, ¿cómo se animan a usarla? 

En Cancionero… queríamos poner trompeta en la canción “Sobre ti”, teníamos el instrumento virtual, pero no nos gustó cómo quedó. Sonaba como a juguete. Lo sacamos y pusimos teclado. Después nos quedamos con el ‘bichito’, pensamos contratar a un trompetista; el sonido de la trompeta es bastante rico, brillante, fuerte, es como el sonido de un elefante. Édgar hizo los arreglos de trompeta para “El Amante del Disparo” y “Cuadros Decorados”. El segundo disco tomó el camino de Édgar, en cambio en el primero marqué yo el camino, ahí la cuestión era más cerrada, en Bomba Mágica Meravigliotta era más abierta, le di espacio y libertad a Édgar para que desarrolle más otros elementos musicales.

—En Bomba Mágica Meravigliotta las intuiciones volaron más, los sonidos se volvieron más sugerentes

Sí. Yo me iba de viaje a Cerro de Pasco a trabajar. Dejaba el proyecto en casa de Carlos Marchán y Édgar trabajaba directamente con él. Yo no tuve mucho control sobre ciertas etapas del trabajo, pero después me mandaban lo que hacían y me dejaban muy sorprendido con el nuevo rumbo que estaba tomando “Cuadros Decorados” y “Agresiones Citadinas” que me parecen marcan el camino de lo que es nuestra segunda producción musical que lanzamos en julio del 2020. Si hubiese estado como en Cancionero…, hubiera querido cambiar algo, de pronto en esa etapa era más esquematizado porque había pensado ese álbum hace mucho tiempo.

Sí, eso se nota. Cancionero… es más rockero, guitarrero

Sí. Bomba… es más sinfónico, progresivo, Bomba… es más sinfónico, con ritmos compuestos y se dispersa en toda la producción con estilos bien marcados entre canción y canción, algo diferente a Cancionero… , que fue más rockero y visceral. Yo provengo más del punk rock , la música experimental y los sonidos  atmosféricos. En el tercer disco que vamos a hacer nos estamos volviendo más pop y electrónicos, tiene mucho sintetizador, voces con efectos, es más moderno, habrán canciones no tan largas. Estamos cambiando el rumbo, queremos que sea diferente al anterior.

—Si hablamos de la batuta en el proceso creativo, en Cancionero la tomabas tú, en Bomba fue Édgar, ¿y en el tercero?

Hay un poco de todo. No quiero hacer todas las guitarras, quiero que las haga Álvaro Ocampo, un amigo nuestro que se ha integrado a la banda. Él es compositor y estoy dejándole parte de los arreglos de la guitarra, yo sigo haciendo el esquema de la voz, la guitarra base, propongo una maqueta con la idea básica de lo que podría ser la canción. Ya estamos virando hacia lo pop, queremos hacerlo todo más fácil, sin complicaciones.

—¿Estás buscando profesionalizarte más en este nuevo disco?

Sí. Todo lo que hacemos nos deja un aprendizaje nuevo. Ahora, estoy aprendiendo a tocar el teclado, quiero hacer un proyecto propio, tengo tiempo para hacer otras canciones que no sean para Fútbol en la escuela.

—Porque la banda ya tiene una personalidad definida

Sí. Estoy haciendo canciones para presentarlas yo, desde cero, que no tenga precedentes, que sea algo nuevo. Eso no quiere decir que no vaya a tocar con Fútbol en la escuela, ahí se trata de un conjunto de varias ideas, solo que a veces hago canciones por mi cuenta y quiero presentarlas.

—En una entrevista con Conciertos Perú mencionas que no te parecía justo el trato económico con unos sellos discográficos, eso generó un comunicado de La Flor Records y una corriente de comentarios en contra tuya

Yo creía que al entrevistador se lo comentaba off the mic. No pensé que lo iba a publicar. Fue una opinión sincera de lo que yo percibía. Lamentablemente se entendió, o dieron a entender, que yo estaba en contra de los sellos discográficos nacionales. Mi crítica realmente fue contra La Flor Records, no contra Antorcha Records, en la que siempre se portaron bien.

—A mí también me pareció una opinión sincera. Yo creo que la remuneración económica hacia el artista y al sello discográfico debería ser más equilibrada

Fue por el momento, en la locura del disco. Uno se pone receloso con sus creaciones. No nos pusimos de acuerdo en la cantidad de discos que se iban a repartir. Al final, fueron tonterías. Yo le comenté al entrevistador, Gerardo, que me pareció que querían recuperar su inversión. Yo sé lo difícil que es vivir de la música en Perú, malinterpretaron mis palabras. (…) Dijeron que yo estaba en contra de los sellos, y en realidad nunca dije eso. Me pareció chévere trabajar con ellos porque eran un sello nuevo, como nosotros que recién estaban empezando a editar, luego Antorcha se asoció con La Flor porque necesitaban más apoyo para elaborar los discos. Y de La Flor solo conocí a Paulo, con él conversé sobre los discos, no nos pusimos de acuerdo. Esto le comenté a Gerardo de Conciertos Perú, y me iba a hacer quedar mal pero en su momento no me importó, me parece que Gerardo fue muy sensacionalista y pudo haber manejado mejor la entrevista (no le volvería a dar una entrevista). Además, la gente estaba muy sensible con el tema, siento que en la escena nacional están esperando que alguien pise el palito para hacerle un cargamontón.

Hay un detalle importante para aclarar este malentendido. Junto a Paulo nos repartimos discos de Cancionero… Yo me quedé con una cantidad de discos, quise venderlos en la tienda El Grito, y me enteré que La Flor ya había hecho un trato con esta tienda para que los venda. Me molestó que el sello discográfico nos haya dejado solos, fue una imposición. Habría sido más justo que, en vez de que me entreguen los discos, los vendamos juntos y cuando se vendan, repartirnos las ganancias. Es inaceptable que yo, que invertí mucho dinero en crear y producir el disco, vea que otras personas le están sacando provecho. Además, Antorcha vendía en las Galerías Brasil, y considerando que La Flor Récords ya vendía en El Grito, ¿nosotros dónde los podríamos vender, si en los conciertos casi nadie compra discos? Me hubiera gustado que sean más nobles. 

A raíz de eso, lamentablemente me pintaron como alguien que ignoraba la realidad musical peruana. Es absurdo. Yo decidí estudiar música en el Conservatorio, sé que la mayoría de músicos se dedica a la docencia, ¿quién se va a dedicar a dar conciertos de guitarra clásica en Lima? Eso no existe. En ese momento de la entrevista con Conciertos Perú, me pareció increíble lo que estaba pasando, preferí quedarme en silencio y no brindar ningún descargo. Yo no puedo creer que la escena musical se reduzca a un puñado de gente que son amigos de los sellos; si es así, no existe escena, sino solo una reunión social. Si es que existe una escena y tienes desacuerdos con el sello, la banda se debería seguir moviendo, con conciertos, no que se venga a menos. Estoy diciendo esto porque, antes, nadie me lo había preguntado. 

—¿Han tenido conciertos últimamente?

No estamos tocando mucho. Me estoy dedicando a la producción musical y a componer canciones. No nos están pasando la voz para tocar en vivo. Y si nos avisan, es mucho trabajo como para volver a casa con las monedas residuales de la noche anterior. Es difícil tocar porque no hay mucho apoyo económico, muchas veces te quieren dar solo los pasajes. Es una chambaza tocar. Antes de tocar, tienes que haber ensayado, alquilar en una sala, luego vas al concierto en taxi, con tus instrumentos, instalarte, hacer prueba de sonido, tocar…

—No se ha avanzado en entender que la música es un trabajo profesional, ¿verdad?

Nosotros no tenemos tanta suerte, quizá otros grupos sí. Me parece que ir a tocar por tan poco precio es mucha chamba. Antes lo hacíamos porque estábamos empezando a tocar el disco, ahora nos limitamos a lo justo, que es producir el disco de la mejor forma, por puro placer, por quedar bien con nosotros mismos.

—¿Qué bandas locales te gustan?

He tenido la grata sorpresa de escuchar el proyecto de Sebastian Gereda. Yo estudié con él en el Conservatorio. Dejamos de vernos porque se fue a Argentina. Veía que desde allá venía trabajando en su proyecto. Se instaló en Perú e hizo su disco, fue considerado en diferentes rankings. Me gusta Mundaka, graban y se mezclan bien, se profesionalizan, tienen un estilo bien marcado. Lunarians At The Nimbus es de lo mejor que hemos escuchado de los lanzamientos del rock nacional de lo que va del año. De los antiguos, me gusta mucho Catervas; de los nuevos, Santa Madero, un grupo muy bueno de armonías brillantes, de sonidos muy bonitos. Submarino y Golden Cameleon son bandas que también me vacilan.

Hacemos una pausa a la entrevista mientras Sayo busca en su celular más proyectos locales que le interesan. Muestra una canción alucinante, se llama “Quédate” de Diego Trip, Sebastian Gereda y, oh sorpresa, Monique Pardo.

Segunda parte: César, nuevamente, toma la batuta de las preguntas y, al rato, Víctor y Eddison abordan a Sayo con otras inquietudes

C: ¿Te han dejado saber, tus amigos o seguidores, de la importancia de tu primer disco para el rock nacional?

Algunos amigos, sí. Cuando lancé el primer disco me dijeron que era bueno, que tenía un buen producto, me felicitaban, un amigo me comentó que voy a quedar en la historia del rock peruano. Yo lo tomaba como broma. Y creo que se sigue riendo de mí hasta el día de hoy (risas).

C: No te la terminas de creer

No, la verdad. Porque siempre tocamos en eventos pequeños.

C: ¿Cómo podrías convencerte de eso? ¿De pronto con la mención de Fútbol en la escuela en algún libro de música?

Pedro Cornejo nos mencionó en Enciclopedia del rock peruano. Yo pienso que el primer disco tiene mucha repercusión, más de lo que me esperaba. El segundo disco no tuvo tanto impacto, creo que por la pandemia porque prácticamente no había actividad artística, y no quisimos ponerle mucha publicidad, supongo que nos deprimimos un poco. La pandemia nos trajo a menos a todos. La idea de Fútbol en la escuela es seguir haciendo discos sin importar la repercusión que tenga en la gente, simplemente lo hacemos porque nos gusta, así nadie nos escuche vamos a seguir haciendo música.

C: ¿Cómo reciben las reseñas o críticas de sus discos?

Cuando lanzamos Cancionero… hubo bastantes reseñas, más que con Bomba… Me parece que antes había una tendencia a escribir reseñas, que ahora en la pandemia ya no hay, con el segundo disco me entrevistaron más de lo que reseñaron el disco. Antes era más Facebook, ahora todo es Instagram; muchas páginas y periodistas que nos apoyaron con Cancionero… ya no estaban cuando lanzamos Bomba… Apareció gente nueva, joven, con sus proyectos de difusión musical, gente que no conocía, con bastantes seguidores en Instagram. Todo ha cambiado. 

C: ¿Han leído algo sobre la banda que los ha llevado a hacerse preguntas o pensar algo nuevo?

Sí. Hubo una entrevista en una página llamada Rock Perú en la que decían que éramos un grupo en el escenario que no se la creía, que nos veía inexpertos. Creo que es más por nuestra personalidad, cuando tocamos en el escenario no somos de estar moviéndonos o ser expresivos con los instrumentos, somos más de estar tranquilos y concentrados en tocar bien. Tenemos una personalidad más sobria. Creo que la persona que hizo ese comentario no nos entendió así. 

C: De una banda de indie rock se espera una performance, un despliegue de energía física

Claro, pero a nosotros no nos nace eso, de repente es una falla.

C: ¿Qué tal tocar en el cerro San Cristóbal?

Fue bacán. Lo hicimos con la gente de Pasaje 18. (…) Tuvimos la suerte de que nos hayan invitado. Se movió bastante el trabajo de logística. Lo solventó Canal 7, entonces había recursos.

C: Fue parte de un programa llamado “Mapa Sonoro”

Sí. La temática del programa fue hacer un videoclip, el proceso de producción, la peripecia de hacer ese trabajo. Fue una bonita experiencia grabar en el cerro San Cristóbal, creo que fue lo mejor.

C: ¿Mejor que algún concierto que hayan tenido? 

Son actividades completamente diferentes. Lo más emocionante fue tocar en un concierto donde Rafo Ráez se presentó por el aniversario de su álbum Camisa. Tocamos nosotros, luego Catervas y, al final, Rafo. Fue en el Vichama, estaba reventando el bar… La gente estaba bien eufórica. (…) Es diferente a la actividad de tocar en live sessions, porque tienes más tiempo, no hay público, es como un ensayo donde te están grabando, de pronto tienes que estar más concentrado, no debes equivocarte tanto, en el concierto en vivo es más adrenalínico. 

C: ¿Les gustaría ir de gira?

Sí, depende de lo que nos ofrecen. El otro día nos invitaron a un festival en Huancayo, pero no se concretó nada. 

C: ¿Y eso pasa únicamente por la retribución económica?

Claro, para llevar a un grupo a provincias tienes que pagar pasaje y estadía. ¿De dónde sale ese dinero? Muchas veces con los grupos tiene que haber una máquina de publicidad, no basta simplemente con hacer una buena canción. Yo en la escena local veo que hay grupos que no son tan pulidos como el nuestro, pero que son más exitosos. Eso no tiene que ver con la música, seguramente con cómo son las personas, cómo es su personalidad y cómo empalma con la gente, quizá estamos apuntando mal como grupo, no lo sé. Ahora, el público peruano no es muy conocedor del rock. En “Vivo x el Rock”, el festival más grande que tenemos, siguen tocando los mismos grupos de hace tantos años, bandas que nadie más invita en otros países. En Perú estamos aún en los 80’s o 90’s, con un sonido tan aburrido porque se viene escuchando hace tiempo. El público peruano es más cumbiambero, conoce bastante de eso, la industria de la cumbia es gigantesca; hay grupos peruanos de cumbia que la rompen en el extranjero, a diferencia de los grupos peruanos de rock, Libido no llena una tribuna en Argentina… .es el grupo de rock peruano con mayor difusión, debería participar en los festivales internacionales más importantes de Latinoamérica y no es el caso. Y no me refiero a los eventos organizados por la comunidad peruana que radica en diferentes latitudes.

V: Me gusta mucho el trabajo con las letras. Siento que es algo muy íntimo

En cada canción abrimos nuestro corazón al público. Las letras las escribo yo. Primero escribo algo y lo voy cambiando, no lo dejo tal cual lo hice la primera vez. En una o dos semanas la afino, y antes de grabar la voz le doy diez vueltas más, le muestro a mis amigos, ajustamos una u otra palabra, y al final queda. Recuerdo que “Música para fantasmas” la escribí cuando vi el juicio que le hicieron a Pistorius, un atleta parapléjico que lo acusaron de matar a su novia. Me inspiré en lo que él decía, cómo se defendía en el juicio. 

V: ¿Primero compones la melodía y, luego, la letra?

Sí, primero hago la melodía de lo que voy a cantar, luego escribo la letra. Trato de que calce, es intuitivo, voy experimentando para que la letra entre, al final la melodía cambia ligeramente.

V: ¿Tienes letras escritas para música que aún no has publicado?

Lo que tengo ahora en mi celular son canciones con guitarra y letras a medio hacer. Es un comienzo, es la idea. Eso es lo más difícil de desarrollar. Creo que en diseño es así también. Una vez que tengo la idea, la dejo reposar, es cuestión de que madure, antes de grabar trato de esforzarme más para pulirla, siempre le enseño a mis amigos para saber qué le parece. Tengo mis fuentes confiables, sus críticas de verdad las considero. Y tengo otros amigos que no conocen mucho, pero igual se las comparto. 

V: ¿Hay alguna crítica que te haya llamado la atención?

Un amigo me dijo “qué bacán que escribas de las cosas que te pasan”. Siente que soy sincero, que me sale del corazón. 

V: ¿Tienes canciones que te has reservado para ti?

Tengo un proyecto que quiero hacer bajo mi nombre. Esas canciones las voy a lanzar como Sayo Arriarán. Tengo tiempo libre para hacer mis canciones, yo mismo quiero producirlo, masterizarlo, mezclarlo; con Fútbol en la escuela, otras personas hacen ese proceso. Con lo que estoy aprendiendo de producción musical, puedo empezar un proyecto desde cero.

V: ¿Cómo crees que se va a diferenciar de Fútbol en la escuela?

Con mi proyecto personal tengo el lema de hacerlo más simple y fácil, no complicarme con nada, que la estructura y armonía sea bien pop, con un mensaje y arreglos directos, sin demasiado enriquecimiento armónico, más lo-fi, pero pop.

V: Recuerdo que en alguna entrevista menciona que su música es como si estuviera hecha con bisturí, por el hecho de que son sofisticados con el sonido

Fútbol en la escuela es bien detallista. Nos demoramos mucho haciendo un disco, casi 4 años. Nos vemos una vez a la semana o cada dos semanas, y como tenemos la locura de hacerlo sofisticado, nos demoramos más. Querer grabarlo es un chongazo, porque significa replicar lo que ensayamos. Lo que queremos hacer ahora es simplificarnos, ‘hacer todo estúpidamente fácil’, en el sentido de hacerlo muy fácil. 

V: Más rudo, tal vez

No sé si más rudo, más asimilable. Ritmos no tan progresivos, sino más pop. Lo que vamos a hacer ahora es rock electrónico. Lo que quiero hacer bajo mi nombre es pop simplista. 

E: Cuando escuché su música, pensé en American Football, el sonido y el nombre son similares

Nunca he escuchado American Football. En un concierto nos preguntaron si habíamos escuchado esa banda. Me sorprendí. Los investigué y sí, es una banda progresiva, guitarrera, ritmos bien compuestos, bastante instrumental. Es bacán. 

V: ¿Cómo mueven la banda a nivel publicitario? No tienen muchos videoclips

Nos dedicamos a lo justo, que son las canciones. Mezclarlas y masterizarlas cuesta, y ahí nos quedamos. Creemos que hacer un videoclip es una inversión muy fuerte. No hemos considerado contratar a un agente de marketing o prensa porque me parece que es demasiado caro. Terminamos un disco, lo lanzamos, lo promovemos por redes sociales como podemos, y ahí queda.

E: ¿Se dedican de lleno a la música?

Yo soy profesor de inglés. Los demás se dedican a la música. Ricardo es musicólogo, Édgar es director de orquesta, yo estudié guitarra clásica en el Conservatorio. Álvaro también estudió música, además es abogado y conoce mucho sobre temas de copyright y temas legales relacionados a la música. 

E: ¿Cómo definieron el sonido de la banda?

Yo les presento la primera idea, y ellos me siguen la locura. Así fue al comienzo, cuando éramos más jóvenes. Nos fuimos conociendo musicalmente a lo largo de los años. 

V: Recuerdo que cuando me pegué con Cancionero… sentía un aire no solo melancólico, sino enfermizo, raspante

Sí, hay de eso. Es parte de mí, el hecho de darme la contra… Esos conflictos internos. En cambio, en Bomba… hice canciones más sociales, como “Agresiones Citadinas” o “El Amante del Disparo”. En Cancionero… trato sobre el desamor, son un compendio de canciones que había escrito en mis tempranos veintes. 

E: ¿Y la pandemia?

Es una mierda (risas). No nos ha perjudicado tanto. No padecimos económicamente. A nivel musical, lanzamos Bomba… pero fue el peor momento, la gente no estaba pendiente de algo nuevo musicalmente, sino más concentrada en sobrevivir. 

C: ¿Qué crees acerca de la ayuda económica que brinda el Estado peruano a los artistas? ¿Fútbol en la escuela ha postulado a los estímulos económicos?

Me parece que los estímulos económicos deberían ser mejor canalizados, me da la impresión que es una ayuda que se obtiene a través de contactos en el Ministerio de Cultura y que no existe una meritocracia. He oído de gente cuyos padres son muy solventes y viven en las zonas más bonitas de la ciudad que han recibido este reconocimiento y a mí me parece que debería ser un apoyo para gente con bajos recursos económicos, no para quienes ya tienen un estudio profesional o alguna cuenta llena de dólares en el banco. Nosotros postulamos 3 veces y nunca nos hicieron caso.

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