Skillz Flav’

Entrevista por César Zevallos y Eddison Trejo

Aunque sentencia que el hip hop ya no lo mueve como antes, la melomanía y el coleccionismo de objetos artísticos son su proverbio de vida. 

Skillz Flav’ nos abre las puertas de su casa con una polera del colosal Notorious B.I.G. En su estudio guarda vinilos y cassettes de hip hop underground peruano e internacional; en medio de la conversación trae, de una habitación insonorizada, unos cuadros donde ha enmarcado las portadas de sus álbumes favoritos, uno de ellos es Monsters of Boom Bap Vol. 2 de Pounda & NoModico. Qué locazo lo cuidadoso y metódico que es, pienso en silencio. 

Es el segundo piso de una casa en Pamplona, San Juan de Miraflores. Allí habitan los sonidos que disfruta desde su época skater. Y los ha convertido en beats espaciales y jazzeros con un groove contagioso y rudo, en partes iguales. Es un artista con una paleta sónica interesante y gratamente variada; por algún motivo es más conocido en otras tierras que en las peruanas. Somos el primer medio en tener la oportunidad de entrevistarlo.

No lo hace con una dedicación exclusiva, pero Skillz rescata el ritmo peculiar del boom bap, un subgénero que explotó en los 90’s pero ahora en el siglo XXI es poco atendido y explorado. No en vano cita a Pete Rock, Lord Finesse, Marley Mar o DJ Muggs como sus mayores influencias. 

Pero su estela musical está lejos de terminarse ahí: en su último disco, Mamma Mía! (publicado por el sello alemán Postpartum), explora sonidos más pausados que sus placas anteriores (94’s Flavour y Vintage Vibes) y tiene bajo la manga tracks de reggaetón y trap, aderezados con su toque de esteta, que aún no se anima a publicar. En ellos, así como en muchas de sus canciones, la destreza rítmica y su aura cósmica son sus principales argumentos (escúchese “Fat Joint”, “Aquí Está la Prueba”, “Janet Jackson”, “The Cream Galaxy” o “Wizard”). 

Llegamos casi a hora del almuerzo. Los rugidos del estómago no impiden conversar sobre el amor a la música que profesamos los aquí reunidos.

C: Busqué tu música en una página rusa llamada RuTracker y encontré tus discos. He tratado de hacer lo mismo con otros músicos peruanos, pero no encontré casi nada, eso me llamó la atención

Ese tipo de páginas están anexadas a discográficas, por ejemplo hay una alemana llamada Vinil Digital, como he trabajado con ellos yo aparezco ahí. 

C: Encontré tus discos 94’s Flavour, Vintage Vibes y Mamma Mía! 

94’s Flavour lo trabajé a medias con Domas, un músico español. El número es por el año en que ambos nacimos: 1994. 

C: ¿Cómo nace tu interés por el hip hop?

Por el skate. Los videos de skate antes tenían soundtrack de hip hop, incluso de rock. Antes buscaba en una página el tracklist de esos videos. Los descargaba y escuchaba esas canciones para montar skate. Por entonces ya escuchaba música noventera gringa como Black Moon, Onyx, Wu-Tang Clan. Por ahí entré al hip hop. Después escuché rap en castellano. 

C: Además del hip hop, ¿tienes otras influencias?

Sí. En mi último álbum, en el track «The Cream Galaxy», sampleé una canción de techno, exactamente el bajo y los sintetizadores, lo ralenticé de 120 rpm a 84, sonó muy diferente. Eso fue cuando estuve bien pegado con el techno y el house. 

C: Ese disco es más suave que tus otros trabajos

Casi no hay beats fuertes. Es por el concepto. Mamma Mía! se lo dediqué a mi mamá. Al final cierra de forma oscura, que es el estilo que más me gusta. Pero actualmente ya no escucho hip hop, le he perdido un poco el gusto, y si es que lo hago pongo algo más fusión como Tyler The Creator, Kanye West o A$AP Rocky, cuando lanzan álbumes nuevos. Porque ya me aburre escuchar y hacer rap, cortar samples y baterías… Últimamente escucho hardstyle, una fusión de techno y trance a una velocidad muy rápida, es música para entrenar. 

C: ¿Qué más descubriste en tu incursión al hip hop? 

Conocí las batallas de gallos. Algunas se hacían en Barranco, y no tenía con quien ir. A mí siempre me gustó improvisar, pero me daba vergüenza porque era el único, entonces me junté con un amigo de mi barrio que hacía freestyle y entré a ese mundo. Empecé con el beatmaking porque me gustaban esos beats tipo Cypress Hill, sonidos agudos. Como no hay productores peruanos con ese estilo, decidí hacerlo yo. Al inicio descargaba baterías ya hechas, bajos de Cypress Hill, trataba de cambiarlos. Como lograba el sonido que quería, seguí por ese camino y buscaba diferentes samples en YouTube. 

Si escuchas los discos que hice, al inicio eran de un estilo rápido, con el paso de los años aposté por beats menos hardcore. Ahora estoy haciendo un álbum súper suave con Smoking, un peruano que vive en Francia, será similar a esos videos típicos de hip hop lo fi con foto de un anime, pero en nuestro caso no es completamente lo fi, hay algunos elementos del boom bap. Lo estamos haciendo para posicionar nuestras canciones en esos playlist, los cuales tienen millones de vistas, y Spotify te paga bastante por eso. Estamos tratando de publicar ese álbum con 300 copias en vinilo y 50 (o hasta 100) copias en cassette.

Actualmente me oriento más a la fusión, trato de meter más sintetizadores para que suene más cósmico. Será porque acabo de ver 2001: Odisea del espacio… (risas).

C: ¿Qué productos culturales te han ayudado a tu proceso creativo? 

En Vintage Vibes he sampleado videojuegos como Mario Bros o Crash Car, baterías de Slayer, películas como Scarface o de terror. El intro de Viernes 13 lo usé para una canción de trap. 

E: ¿Y qué ves de atractivo en esos productos nostálgicos, en películas ochenteras o música noventera? 

Yo nací en 1994. Cuando tenía uso de razón, esa época ya se estaba yendo. De niño jugaba con cassettes, porque en mi casa aún había, los tenía en mi mano y siempre leía lo que llevaba dentro. Eso ya no existe hoy. Con Spotify solo ves el cover y, para quien le interese, los créditos. En cambio, con un vinilo o un cassette tienes el arte en tus manos. Cuando escuchas vinilo, te sientas exclusivamente para eso, y oyes todo en orden, sin saltear canciones. Para mí es más chévere tener discos en físico, si es posible tener dos copias (cuando compro cassettes hago eso), una la escucho y la otra la guardo. Últimamente los artistas están publicando en vinilo. Como pieza decorativa también es bacán. Hay gente súper coleccionista, como Daniel Padilla, que tiene versiones chinas, americanas y alemanas de cada álbum de The Beatles. Cada disco suena diferente, no es lo mismo un vinilo de 180 gramos que uno de 160. 

C: ¿En qué momento sientes que la calidad rítmica de tus canciones es la adecuada para publicarlo? 

No publico música hace dos años, aunque tengo dos álbumes terminados. No siento que es momento de publicarlos. Y si lo hago, no quiero que sea solo digitalmente, sino en formato físico para que haya un registro. Cuando estoy produciendo, nunca hay un momento en que sienta que está listo. Y cuando lo publico, pienso que pude haber cambiado algo. Nunca quedo satisfecho. 

¿Cuántos temas deben entrar en un álbum? A veces es lo más complicado. Ponerle un nombre al álbum, hacer un orden de las canciones, es difícil. 

E: ¿Cómo aprendiste a producir beats?

Full YouTube. Comencé con un equipo de tres cuerpos, le saqué los dos parlantes, lo conecté a una consola y con un audífono, me descargaba librerías de sonidos y con todo eso producía. Después, subí a Soundcloud todos mis beats. No sé cómo pero mi música llegó a una página rusa, a partir de ahí me pidieron participar en un compilado que se publicó en cassette (que nunca llegó a mi casa). Cuando aparecí en ese compilado, empecé a participar en otros. Al inicio no cobraba, estaba feliz con las copias que me entregaban. Pasó el tiempo y varias personas me querían comprar los beats, no sabía cuánto cobrarles. Cuando vendí mi primer beat a 20 dólares, me compré una consola para que los parlantes sonaran mejor; con el segundo beat, unos audífonos, y así poco a poco hasta que hice el primer cassette (Vintage Vibes), con ese dinero me compré mis monitores, pero más te pagan por hacer vinilos. Lo mejor fue el proceso de publicación de Mamma Mia!, me mandaron el contrato en físico, lo firmé, lo regresé al sello alemán Postpartum… cobré más que antes. 

C: ¿Has hecho colaboraciones con beatmakers locales?

Al inicio hacía colaboraciones con gente del extranjero. La primera colaboración con un peruano fue con Mortimer Drunk, de Tumbes, él tiene público en México, su rap es más melancólico y sus letras hacen referencias a películas de culto. Con él hice un featuring y un álbum. Después, hice un featuring y remix con Mseco, de Pueblo Libre, que también se produce a sí mismo.

Mi último disco se lanzó el 15 de diciembre del 2019. Ese mismo día salió el vinilo de iLL’ J, beatmaker de San Juan de Lurigancho, con la misma disquera (Postpartum) donde publiqué yo. Somos causas. Hablamos con el dueño para que coincida la fecha. Él también ha publicado cassettes. Hay otro llamado Canceroso Beats que hace buena música. Satur Beats de Piura. Hay varios, pero son bien caletas. El boom bap es un género underground.

E: ¿Qué piensas del copyright?

Está bien. Ahí está la maña del beatmaker. Si sampleas, por ejemplo, «We Are the Champions» de Queen, sabes que te lo van a bajar. El truco es que tú logres darle la vuelta, hacerle cortes de manera que el algoritmo no lo reconozca, ya queda en la habilidad de cada uno burlar el copyright. ¿Qué pasa si cojo un sample de James Brown y pega fuerte? Esa plata va directo a ti. Lo que hacen ahora en la industria del reggaetón es hablar directamente con el artista, hacen un split en el que acuerdan el porcentaje de ganancia de cada uno. Hay un sample del baterista de James Brown que es el más usado en hip hop, él está alegre con eso. Pero hay gente como Elthon John que no le gusta, así le pagues… Aunque no niego que el copyright exagera. A veces por usar dos segundos de alguna canción quieren que toda la ganancia vaya para ellos.

E: Eso afecta la esencia del hip hop…

Totalmente. La esencia del hip hop es samplear. Aunque recientemente no solo samplean, sino que le agregan bajos y baterías ejecutados por ellos. 

C: ¿Te has presentado en conciertos?

Aún no. Para lanzar el vinilo de Mamma Mía! estaba preparando un evento con iLL’ J. Íbamos a tocar en vivo nuestros discos, pero llegó la pandemia y cagó la jugada. Eso no quita que seamos los primeros en Perú en sacar discos de vinilo de beatmaking. Me gustaría hacer un concierto con un disco nuevo. 

C: ¿Qué proyectos tienes actualmente?

Además del proyecto con Smoking, estoy haciendo un sello llamado Blunt Cósmico y tengo un álbum listo en el que participarán 5 raperos, cada uno con 3 singles, mezclados y terminados. Lanzaremos, durante 4 meses, un single semanal. En ese periodo vamos a crear un EP o álbum. Lo que yo quiero, finalmente, es crear una cultura del coleccionismo. En Colombia, los artistas que publican discos de rap underground, venden 100 copias en una semana, y ya no sacan más. Lo que hacen es lo siguiente: uno compra dos copias de un músico, otro compra otras dos copias de otro artista, y lo que hacen es intercambiar, tú ves eso en los comentarios de YouTube, dejan sus números de celular para coordinar sus intercambios… Es un mercado locazo. 

E: Tú fuiste a Chile, ¿cómo viste la escena, el mercado?

Viajé a Chile para comprar mi MPC porque tenía miedo de pagar y que no me la envíen o que la maltraten en el aeropuerto. Me quedé un mes y medio en casa de dos amigos. Ellos viven en Valparaíso, allí fui a un evento llamado Carnaval de los Mil Tambores, que es en las vías del tren en la noche, estuvimos dos días pasándola muy bien. Sé que siempre hay eventos grandes en Santiago, cuando Wu-Tang Clan tiene gira va a Chile o Colombia y llenan los conciertos, en cambio en Perú, cuando vino Onyx, hubieron solo 200 personas… Por eso, no hay muchos productores que se atrevan a traer esas bandas legendarias. 

C: ¿Crees que tu proyecto de lanzar singles semanales con tu sello tendrá una buena recepción en el mercado?

Les va a gustar. Los raperos del crew son muy diferentes. Tenemos los videoclips grabados, solo faltan editar algunos detalles. Quiero que salga todo en formato físico de manera constante. Sí hay personas aquí en Perú que coleccionan, pero son pocos porque aquí no hay prensa de vinilo. Yo creo que si alguien se anima a hacer cassettes, varios van a querer publicar en ese formato. Hay un artista del Callao llamado Fundamento Under que sacó un cassette, le compré dos, ¡vendió todas sus copias!

C: ¿Con qué tipo de sonido te sientes más a gusto? 

Con el sonido del bajo. Un tema sin bajo lo siento vacío. Es lo que ‘abraza’ todos los sonidos, los vuelve homogéneos. Los bajos de funk me gustan más porque son bien movidos, es el género que más he sampleado. Los bajos y contrabajos del jazz son incluso más brutales. También sampleo saxofón, como los de Miles Davis, Herbie Hancock o Sun Ra. 

C: ¿Te ves más adelante abriéndote al boom bap? ¿Produciendo para una banda tal vez?

En una banda no me veo. Trabajar con más personas es muy complicado. Sí me he abierto al boom bap, he hecho beats de trap, discos tipo Jamiroquai y reggaetón medio cósmico. No me cierro a producir diferentes géneros porque escucho mucha música. 

E: Has tenido acceso a todas tus influencias mediante Internet, pero tu barrio Pamplona, ¿qué relación tiene con lo que haces?

Acá no hay casi nadie que haga rap. Lo que abunda es música comercial, cumbia, salsa, chicha, reggaetón. Lo que sí me influyó Pamplona es con el skate, todos los vecinos montábamos por acá, y eso me llevó al rap. Si había una plaza donde se juntaban a hacer freestyle, éramos nosotros mismos.

C: «Childhood» es un sample locazo, rememora la infancia de los que jugábamos Crash Bandicoot en PlayStation 1, a más de uno puede sacarle una sonrisa nostálgica, ¿qué te motivó a samplearlo? 

Yo era un vicioso en Crash (risas). Me amanecía jugando. Ese álbum Vintage Vibes tiene un montón de sonidos espaciales, no es un disco convencional de rap. No sé cómo se me ocurrió el nombre de «Childhood», creo que fue cuando vi algo en YouTube y pensé en que debía samplear algún videojuego. Lo primero que hice fue buscar algún soundtrack de Megaman, pero no me convencieron. Luego busqué de Crash y había bastantes, le puse el intro de la carrera y cuando explota la canción pensé en poner las voces de Mario Kart, de Luiggi. El sample del beat en sí es de Sonic, pero el de Sega. Quedó bacán. El año en que hice Vintage Vibes fue cuando fumé más hierba, siempre estaba voladazo (risas). Pero ya hace dos años que no fumo. 

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