Entrevista por César Zevallos
El amor, aunque se pretende infinito, tiene su final. Es un momento de irrealidad que en algún momento nos toca experimentar: la pena invade cada rincón que el amor petrificó en la memoria. ¿Qué viene después? ¿Enfrentar la parálisis después del idilio caduco? ¿Reconocer las heridas y detenerse el tiempo que sea necesario para verlas cicatrizar?
Si el tiempo se detiene en mi cuarto es la búsqueda de respuestas de Brunella Odar (Luminiscencia). Seis canciones de autoexploración para escuchar cualquier madrugada que se revele solitaria. Su estilo folk experimental, atmósfera melancólica y arreglos sutiles, compuestos en su integridad por Luminiscencia, convierten al desamor en problema y antídoto. La única salida parece atreverse a ir, nuevamente, hacia sus partículas elementales.
Llegué temprano a nuestro encuentro. Esa tarde la reconocí de lejos, nos sentamos en unos sillones cómodos debajo de un toldo, pero no había sol, era una tarde fría. Reímos, me ayuda a saber más de sus sentimientos, coincidimos en el gusto por Octavia de Cádiz y Dafne Castañeda, y tal vez en la creencia de que en realidad nunca morimos definitivamente. Esta es Brunella, Luminiscencia, la habitante de Júpiter, la mujer que se detuvo para ver-ser.
—¿Sientes que le cantas a alguien?
El disco nació después de una ruptura amorosa, a principios de la pandemia. El EP se titula Si el tiempo se detiene en mi cuarto porque me quedé en mi habitación con todos mis recuerdos. Una ruptura, por lo general, lo superas saliendo, distrayéndote, pero yo no tenía eso. No sé si le canto directamente a esa persona, creo que es más al tiempo que se quedó congelado.
—A dos años de la publicación, ¿qué puedes rememorar de tu EP?
En principio, me siento orgullosa. Cuando lo publiqué me sentía triste porque pensé que todo se iba a arreglar milagrosamente. El disco lo compuse yo, de manera muy solitaria. Algo que aprendí de eso es que no debemos estar solos en cualquier proceso. Ahora veo a mi disco como el inicio de lo que realmente quiero hacer, si nunca hubiera explorado en producción musical no sabría hacia dónde quiero ir con mi música.
—Antes de publicar tu EP, ¿compartías tus canciones?
Sí, con mi familia. En realidad, no estaba completamente sola (risas).
—¿Desde cuándo te das cuenta que la música es muy importante en tu vida?
Desde que tengo memoria siempre me ha gustado cantar. En la adolescencia, a mis 11 o 12 años, la música se convirtió en mi compañía. Es una etapa en la que tenemos las emociones locas. Empecé a tocar guitarra a los 15 años, hice mi primera canción a los 16.
—¿Qué música te gustaba por esos años?
Keaton Henson y Dodder. Ahora escucho más a Phoebe Bridgers, Amy Winehouse, Bebé.
—¿Has escuchado a Octavia de Cádiz?
¡Sí! Ella también me inspiró un montón.
—Eso noté, el estilo y las inflexiones de voz que haces son similares
Me inspiraron sus letras y que su música solo sea guitarra y voz. Me hizo saber que eso puede ser muy lindo, que no se necesitan muchas cosas. Eso me pareció muy íntimo, como quise que sea mi EP.
— “Mis partículas sienten tus besos”, “Ya no pienso saltar al vacío para probar si eres infinito”. Esos significados absolutos que vas tejiendo con tus letras refieren al cosmos… ¿qué tan inmenso es el amor para ti?
Es muy inmenso (risas). El EP está inspirado en los átomos, las partículas, el cosmos… La última canción, “Júpiter”, habla de un cuerpo que ya no está, pero que aún perdura su esencia. El amor va más allá de mi entendimiento, no sé cómo explicarlo… Está más allá del cuerpo, trasciende.
—Encuentras belleza en la tristeza, en tu música melancólica, ¿cómo lo experimentas?
Me gustan mucho las letras, más que las melodías. A veces necesitas cierto minimalismo para que la palabra se escuche. La melancolía no es mala, no es triste, es una forma de recordar que algo estuvo ahí, darle un homenaje. La melancolía me ayuda a soltar, me hace sentir tranquila.
—Tu música te libera
Sí. Una vez que sacas lo que llevas dentro con las canciones, se vuelven diferentes para mí, y se vuelven parte de la persona que lo escucha. Me gusta que cada persona construya su significado.
—¿Qué tal el proceso de crear el videoclip “Si el tiempo se detiene en mi cuarto”? ¿También lo trabajaste únicamente tú?
Con mi mejor amiga, Maria Talia, hubo una época en que danzamos para soltarnos, nos gustaba mucho el movimiento. Un día me sentía muy triste, no recuerdo por qué, ella me dijo que bailara; ese día, con todo lo que sentía, empecé a bailar y decidí grabarlo. Así surgió el videoclip, lo publiqué después del lanzamiento del EP. Esos visuales, similares a las radiografías, nacen porque quería mostrar algo íntimo, algo que está bailando dentro de mi cuerpo.
—Una radiografía está en la portada de tu EP
Sí, es mi espalda. Para mí, tiene un significado fuerte. Recuerdo que una vez fui al quiropráctico y me dijo que en la espalda estaban los chakras. Me pareció locazo (risas). Me indicó que en ciertos puntos estaba el corazón, el estómago, las emociones… Yo tenía la espalda torcida, sufría de escoliosis. Pensé que fue metafórico para mi mensaje.
—En tu sonido habita la fragilidad, ¿cómo te relacionas con eso?
Siempre he sido muy frágil. Me cuesta aceptarlo, pero la música y el arte me ayudan. Ya no me da roche serlo, ahora lo abrazo más que antes. Cuando compongo, lo hago porque siento algo y no sé qué es, y cuando lo escribo pienso en que realmente estoy sintiendo eso. Cuando encuentras que la letra y la melodía hacen click, y además hacen click con lo que estás sintiendo, se siente locazo.
—Es el placer de encontrar un relieve sólido a la idea
Sí. Hay veces en que compongo canciones, pero no hacen click conmigo. Cuando encuentro una adecuada, la canto una y otra vez y sé qué es lo que estoy sintiendo.
—¿Eso sucede en el acto o paso un poco más de tiempo?
Depende de las canciones. Hay algunas que salen en un día, hay otras que toman más tiempo. Creo que el click se siente al principio.
—¿Qué otros intereses creativos estás explorando?
Estudio actuación. Hago artes visuales. Me gusta un montón escribir cuentos y poemas. Un tiempo estudié pintura, aunque ya no pinto tanto. También hago bisutería, tengo mi tienda de accesorios que yo diseño.
—Vi que en tu tienda haces bastantes referencias al mundo de las hadas
El mundo fantástico y las hadas me gustan desde que soy pequeña. Siento que me permite despertar la niña interior.
—Es curioso. En “Júpiter” dices “quiero despertarme en un mundo sin pena”, eso es una visión utópica, casi de un niño
“Júpiter” es como el sueño, es querer que las cosas se queden para siempre, que esté todo bien. Siempre digo que cuando muera quiero ir a Júpiter, obviamente no se puede, pero siendo partículas sí quiero visitarlo. Yo sí creo que hay algo más…
—¿Crees en la existencia después de la muerte?
Creo que nos volvemos partículas y flotamos por ahí. No considero que esto es lo último que haya…
—El arte nos transporta hacia mundos desconocidos
Te permite conectar con otras personas de maneras muy locas. Cuando las personas se identifican con lo que haces, es como conocer a la otra persona pero sin conocerla.
—¿Qué cantautoras peruanas te gustan?
Me gusta La Lá, Dafne Castañeda (mi favorita) y Santa Madero.
—¿Tienes en mente lanzar una segunda producción musical?
Estoy haciendo un EP junto a Rafael Benavides, mi productor. Tendrá cuatro canciones y más instrumentos. Es diferente a Si el tiempo se detiene en mi cuarto, sigue con esa onda ambiental, pero es más enérgico. Siento que mi primer EP es bien lento.
—¿Cuándo lo vas a publicar?
Estamos definiéndolo. Queremos trabajarlo con paciencia. Probablemente este año publique el primer single.
—¿Cómo se te ocurrió el nombre de Luminiscencia?
Surgió porque en el colegio había una exposición sobre la luz interior. Necesitaba un nombre para el título de mi proyecto. Investigué y di con “luminiscencia”, que es la propiedad que tienen los cuerpos de emitir una luz débil, pero visible en la oscuridad, es la luz fría. Me pareció perfecto porque esa luz, a pesar de ser débil, brilla.
—¿Qué música estás escuchando actualmente y te gustaría recomendar?
Fiona Apple me parece increíble, es una de mis cantantes favoritas. Sus dos primeros discos son mis preferidos. Sus letras son alucinantes, es una persona tan sensible que puede hacer canciones muy dulces o con mucho enojo y muy sinceras. El último disco de Santa Madero lo he escuchado un montón.
—¿Has pensado en unir todas las expresiones artísticas que te gustan?
¡Sí! De hecho, el EP tiene un libro digital, con el mismo título. Tiene fotografías y poemas. Creo que con el próximo EP voy a unir un poco más las artes que me gustan. Quisiera hacer danza, hacer más videoclips performativos. Mi sueño es conectar todo.