Publicado originalmente el 10 de octubre de 2024 en el Instagram de Espacio Sonido, pero más vigente que nunca.
1) Si toda la policía desplegada en las calles para contener a los manifestantes de hoy realizara un operativo conjunto contra las organizaciones criminales, el paro nacional cumpliría su propósito. Sin embargo, nunca lo harán porque el hampa trabaja con la PNP, no se van a tirar una bala a sus propios pies, y aún así lo hicieran el problema no termina ahí: la corrupción ha podrido todo. Apoyamos el paro, pero creemos que el pedido no debe quedar ahí, el Legislativo está destruyendo la frágil institucionalidad que había en esta “democracia”.
2) Las protestas, que han sido gestadas principalmente por los gremios de transportistas, no pretenden salvar la democracia. Porque se salva solo lo que está vivo, y la democracia se ha vuelto un cadáver en estado de descomposición. ¿Murió el 15/12/22, día en que la dictadura cívico-militar de Boluarte y Otárola realizó su primera masacre en el interior del país (exactamente en Ayacucho)? ¿O fue acaso el 7/12/22, día en que se realizó el golpe de Estado contra el ex presidente de la República Pedro Castillo? En todo caso, la única certeza es que la democracia burguesa está muerta. Por consiguiente, no tenemos más opción que expandir nuestros horizontes oníricos y forjar una nueva democracia, una más incluyente y justa, una REAL. Una que sólo se gestará tras la quema del Congreso y la conformación de una Asamblea Constituyente para escribir un nuevo pacto social.
3) El paro de hoy evidencia la paupérrima cultura del trabajo en Perú. Muchos empleadores han revelado el nulo interés que les suscita la seguridad de sus trabajadores, conminándolos a llegar en sus horarios habituales, descontándoles dinero por su falta, o informando a la hora que les da la gana si habrá jornada normal o no, a pesar de la ausencia casi total de transporte público. Es clarísimo que gran parte de este sector empresarial se adhiere a la infame frase del decadente premier Adrianzén: “El Perú no se detiene”, el Perú de Boluarte, el que fundó Fujimori y se perpetuó en los últimos 25 años con gobiernos neoliberales. No les interesa la seguridad de quien genera su riqueza, qué podría importarles la muerte de un chofer.
